A FONDO: AmI, Inteligencia Ambiental

A FONDO…INTELIGENCIA AMBIENTAL

Washington, año 2054. La capital de Estados Unidos goza de las más avanzadas tecnologías en todos los ámbitos sociales. El crimen ha sido erradicado ya que se descubren a los culpables antes de que cometan sus delitos (PreCon); los consumidores no necesitan hacer listas de compra, son los propios centros comerciales los que se las confeccionan o los mismos periódicos cambian sus contenidos en función de los lectores.
Estas visionarias aplicaciones son parte del argumento de la futurista Minority Report, película de Steven Spielberg rodada en el año 2002. Hoy, medio siglo antes de la fecha concebida por el cineasta, parece que los policías deben seguir persiguiendo a los criminales una vez cometido el delito pero otras utilidades presentes en el filme se ven más reales que nunca.

   En la actualidad, la investigación tecnológica se encamina hacia la integración de diferentes aplicaciones técnicas para los entornos habituales en los que nos movemos. Lugares como el hogar, oficina, centros de ocio… ‘conocerán’ nuestros gustos y preferencias nada más entrar en ellos.

   Es lo que se ha venido a llamar Inteligencia Ambiental. O lo que es lo mismo, un nuevo paradigma en las tecnologías de la información en el que las personas interactuarán con un entorno digital que será consciente de su presencia y del contexto general de la situación, pudiendo adaptarse y responder a las necesidades, costumbres y emociones del usuario. Esto implica que estaremos rodeados por interfaces inteligentes embebidos en objetos cotidianos como el mobiliario, la ropa, los vehículos y las carreteras. A medida que nos movamos a través de esos entornos, estos interfaces registrarán nuestra presencia, llevando a cabo automáticamente ciertas tareas, adaptándose a nuestro contexto e incluso anticipándose a nuestras necesidades.

Los entorno de AmI (entornos inteligentes) pueden implementarse en distintos escenarios domésticos, en espacios móviles (el coche, el tren, el avión…), en entornos públicos (oficinas, tiendas, hospitales…) e incluso en espacios privados reducidos (ropa inteligente), dando por tanto servicio al usuario en cualquier escenario en el que desarrolle su actividad.
Los avances en nanotecnología, incluyendo los avances en MEMS (Sistemas micro electrónicos y mecánicos integrados), así como los estudios sobre inteligencia emocional, nos van a permitir desarrollar escenarios impensables hoy en día.

Un sistema domótico con Inteligencia Ambiental debe tener las siguientes características:

* Debe ser sensible al contexto, es decir, tener capacidad para adaptarse a la información proveniente del entorno.

* El acceso a la información, a la comunicación y a los servicios, debe realizarse de forma ubicua, inalámbrica y transparente para el usuario, da igual que sea un tablet con Android Honeycomb que un pad con iOS que una PSP.

* La interacción usuario-sistema (hombre-máquina) debe realizarse de forma natural y no intrusiva.

Y debe ser capaz de:

* Relacionarse con naturalidad con dichos usuarios mediante interfaces multimodales.
* Reconocer a los usuarios y sus circunstancias y obrar en consecuencia.
* Tener un comportamiento predictivo a partir del conocimiento del entorno (context awareness), de los hábitos de aquellos a quienes “sirva” y de las actividades concretas de éstos en el momento de actuación.
* Proporcionar en tiempo real nuevos servicios en ámbitos como el entretenimiento, la seguridad, la salud, el trabajo doméstico, el acceso a la información, la computación, las comunicaciones, etc…, que mejoren la calidad de vida por medio de la creación de las adecuadas atmósferas y funcionalidades.
* Permitir que el acceso a los servicios y prestaciones pueda llevarse a cabo independientemente de dónde se encuentre el usuario (ubicuidad de actuación), de cuándo demande dichos servicios y de los dispositivos y/o sistemas (artefactos) que tenga disponibles en ese instante.

Las casas actuales tienen una distribución interna fija y determinada por unas necesidades concretas que existían en el momento de comprarlas (tres dormitorios, salón y cocina, por ejemplo). Sin embargo, estas necesidades van cambiando con el tiempo. En la casa del futuro, el elemento central es la capacidad de cambio: no deben existir ambientes fijos sino que éstos deben cambiar en función de nuestros gustos. Nos gustaría que el comportamiento de la iluminación, los lugares que son accesibles, fueran distintos por la mañana, mientras se está haciendo la limpieza, que por la tarde, cuando tenemos que trabajar o deseamos que los niños jueguen tranquilos y, por la noche, podemos desear convertir la casa en una sala de proyección con todos los adelantos o bien en un salón de baile, sin molestar a los vecinos, y otras veces deseamos la máxima tranquilidad para poder dormir.

Aunque el concepto de Inteligencia Ambiental pueda sonar a ciencia ficción, a nivel internacional, y en los distintos ámbitos de investigación y desarrollo tanto académicos como industriales y gubernamentales, ya se están realizando serios esfuerzos para convertirlo en realidad, y en Domodesk trabajamos para imaginar la domótica del futuro, participando en proyectos de I+D y en el día a día con el conocimiento que nos dan nuestros miles de clientes.
 

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